El erotismo inmortalizado por la cámara
Texto de Martina Marco Jerez
La visión de un hermoso cuerpo despierta el deseo oculto de la persona que lo observa. Los 16 alumnos de Imagen y Sonido del Instituto Luís García Berlanga han querido estimular los sentidos de todos los asistentes en la exposición de Fotografía Erótica inaugurada en 26 de abril. Sus obras inmortalizan los cuerpos insinuantes de los modelos para deleitar la vista del público. La Sala de Exposiciones del Centro Cultural de San Juan estaba llena personas que miraban las distintas fotografías de cuerpos desnudos o semidesnudos. Los presentes no se mostraron indiferentes ante las obras de los jóvenes estudiantes. Entre ellos intercambiaban opiniones delante de cada imagen. La primera fotografía, Seduction in the blackness, es de Inés Cabot. Primer plano del pecho desvestido de la modelo, acompañado con un collar pegado a la piel. La autora se recrea utilizando las luces y las sombras para seducir al espectador. El torso femenino, capturado en blanco y negro por Andrea Ramírez, deja atónito a más de uno. Su obra llamada Frissons se cuela dentro de una habitación y retrata a una mujer acostada en la cama. La fotógrafa juega con el objetivo, enfoca el primer plano para dejar desenfocado el pecho de la modelo. |
La mirada continúa recorriendo las imágenes hasta que se queda parada ante una. La nota de color de toda la exposición la protagoniza Bajo la espuma de Gema Sirvent. El pecho de la modelo emerge entre el agua para destacar entre el blanco de la espuma. La pierna descubierta da verticalidad a la composición.
Todas las fotografías retratan un cuerpo femenino. “El desnudo de una mujer es más bonito que el de un hombre”, argumenta Andrea Ramírez. “Las mujeres se ofrecen más a salir desnudas”, añade Gema Sirvent.
El ojo humano está acostumbrado a ver el cuerpo de la mujer al desnudo. Los publicistas, fotógrafos o cineastas lo suelen elegir antes que el del hombre. El pecho ha dejado de ser un elemento íntimo para ser deleite de la sociedad. Numerosas portadas de revistas están protagonizadas por el dorso desvestido de una famosa. El cuerpo masculino despierta el mismo deseo.
Todas las fotografías retratan un cuerpo femenino. “El desnudo de una mujer es más bonito que el de un hombre”, argumenta Andrea Ramírez. “Las mujeres se ofrecen más a salir desnudas”, añade Gema Sirvent.
El ojo humano está acostumbrado a ver el cuerpo de la mujer al desnudo. Los publicistas, fotógrafos o cineastas lo suelen elegir antes que el del hombre. El pecho ha dejado de ser un elemento íntimo para ser deleite de la sociedad. Numerosas portadas de revistas están protagonizadas por el dorso desvestido de una famosa. El cuerpo masculino despierta el mismo deseo.
Los alumnos se mantuvieron fieles a la frase de Alberto Cerati “lo que seduce nunca está donde se piensa”. Cada fotógrafo eligió representar una parte de la anatomía humana. José Marino Coloma tomó una instantánea de las piernas de la modelo con unas medias sugerentes. Mientras que Jorge Latorre capta el dorso y parte del trasero de una mujer con las manos esposadas. “Cada persona ve el erotismo desde un punto de vista, por eso las fotografías son tan variadas”, argumenta Gema Sirvent.
Los autores de las obras escogieron con sumo cuidado la imagen que querían representar. “La exposición está en una biblioteca donde todo el mundo puede ver las fotos, incluso niños, porque no son nada obscenas, son eróticas” defiende Gema Sirvent. Las fotografías son delicadas, tratan el desnudo desde la parte sensual y no sexual.
Los autores de las obras escogieron con sumo cuidado la imagen que querían representar. “La exposición está en una biblioteca donde todo el mundo puede ver las fotos, incluso niños, porque no son nada obscenas, son eróticas” defiende Gema Sirvent. Las fotografías son delicadas, tratan el desnudo desde la parte sensual y no sexual.